Reflexiones


Krishnamurti - La libertad interior. 



“La felicidad es una decisión”. Entrevista al lama Sogyal Rimpoché

“El mundo es como una olla y el corazón es la cuchara;
según como lo muevas la comida saldrá buena o mala”
Dogen, maestro budista

Es muy difícil exagerar la importancia de un texto como El libro tibetano de la vida y la muerte“: ha servido de inspiración a muchos profesionales de la salud aquí en Occidente, así como a profanos en la materia que han reconocido la importancia de lo que nos cuenta su autor.
Sogyal Rimpoché es uno de los lamas más conocidos en el mundo occidental y en esta entrevista conoceremos un poco más de su pensamiento…
Para mí hay dos aspectos básicos que el lama Rimpoché destaca en la entrevista: por un lado, la importancia de la mente y su control para el budismo, y por otro la obsesión que tenemos casi siempre por pensar exclusivamente en nosotros y en nuestros problemas, olvidándonos de los demás.
Lograr mantener la mente en calma, alejada de los apegos y los deseos, y preocuparnos por el resto de seres humanos. Fórmula para la felicidad para la que contamos además con una herramienta inestimable como es la meditación. Receta que, efectivamente, se ha demostrado válida científicamente: los beneficios de la meditación están ampliamente demostrados a nivel experimental.
Sólo falta que nos convenzamos del todo…
Sogyal Rimpoché nació en Khan, en el Tibet oriental y fue reconocido enseguida como la reencarnación de un importante monje budista. Fue educado por destacados maestros y asistió a la pacífica muerte de muchos de ellos: enseñanzas que luego recogería en su libro.
Os dejo con sus palabras en esta entrevista de La Contra de la Vanguardia del 9/05/2005.

¿Por qué interesa tanto el budismo en Occidente?
Porque los occidentales no son tontos, claro.
¿Y qué vemos en el budismo?
Ustedes han visto ya cuánto sufrimiento mental padecen, y están descubriendo que el budismo puede ayudarles.
¿Sufrimiento mental?
Depresión, neurosis, infelicidad… ¿Por qué? ¿Por qué, si disponen de tanta riqueza, avances, tecnología, confort…?
Quizá porque todavía queremos más.
Vivirás en el mejor sobreático del mejor edificio sobre Central Park… y te tirarás por la ventana. ¿Por qué? Porque la felicidad sólo está en la mente. Todo está en los pensamientos. ¡Es la mente la que crea el mundo!
¿Mi felicidad depende de mi mente?
Sí: sufrimiento y felicidad son creaciones mentales. Por eso la enseñanza principal del budismo es ésta: “¡Domestica tu mente!”.
¿Y en qué consiste eso?
En conquistar la mente: el budismo enseña a entrenarla para aplacar emociones negativas, angustia, descontento, infelicidad…
¿Sufrimiento, en suma?
Sí. Entrenando la mente, es posible llegar al extremo de que cualquier suceso deje de parecerte adverso… para ser una bendición.
¿Hasta ese punto? ¿Cómo conseguir eso?
A mí me ayudó esta frase que leí hace 30 años: “El agua, si no la remueves, se vuelve clara”. Pues bien, la mente es como el agua.
No hay que removerla.
La enturbian los pensamientos. Una mente calma es un cielo azul: los pensamientos son las nubes que lo tapan. ¡No te identifiques con esas nubes, y busca ver el cielo!
Difícil: la vida es complicada y hay que darle tantas vueltas al coco…
¿Sí? “Todos los problemas del ser humano derivan de su incapacidad de sentarse solo en una habitación”, escribió Pascal…
Pero consuela tanto estar distraídos…
Nos distraemos de nosotros mismos con pensamientos: son astucias del ego que nos apartan de nuestra esencia, son falsas visiones a las que nos aferramos, nos apegamos.
¿Tanto nos autoengañamos?
Escuche este cuento que narró Buda… Un mercader tenía una bella esposa y un hijo pequeño. La esposa enfermó y falleció, y el mercader cifró toda su felicidad en ese niño. Mientras estaba en un viaje, unos bandidos asolaron la aldea y se llevaron al niño. A su regreso, el mercader vio un cuerpo de niño calcinado y lo tomó por el de su hijo.

Pobre hombre, cuánta desgracia…
Practicó una ceremonia de cremación del hijo, y conservó las cenizas en una bolsita de seda. Trabajaba, comía y dormía aferrado a la bolsa y a su desesperación, llorando…
Comprensible…
Un día su hijo escapó de los bandidos y llamó a la puerta del padre. Era medianoche y el padre sollozaba junto a las cenizas. “¡Soy yo, papá!”, gritó el hijo. El padre pensó que alguien le gastaba una broma cruel, y no abrió. El hijo llamó cien veces, inútilmente,hasta que se fue. ¡Nunca volvieron a verse!
Ya veo: nos apegamos a nuestra verdad…
… y no sabemos dar la bienvenida a la verdad en persona cuando llama a la puerta.
Pues ayúdeme a estar abierto y alegre.
Cada vez que vea o hable con otra persona, piense que esa persona es usted.
Buen ejercicio… Y difícil.
Entrene su mente en eso. Verá qué bien.
¿Y si yo me odio? Odiaré a todos, pues.
Haga este ejercicio: inspire, y a cada inspiración imagine que recoge usted todo el dolor, desgracia, angustia y sufrimiento de los otros; y espire, y a cada espiración difunda hacia los otros bondad, consuelo, amor.
¡Se supone que el que estaba mal era yo!
Precisamente: tus males derivan de preocuparte tanto de ti mismo, del yo, yo, yo…
Pero si estoy sufriendo yo…
Yo, yo… ¡Ábrete al sufrimiento de los otros!: eso es la compasión. Y empieza a meditar: quieto, concéntrate en tu respiración, obsérvala, eso sosegará tu mente. La práctica de la meditación conduce a la paz interna.
La panacea, lo que todos buscamos…
Lo que te digo no es cuestión de fe: te bastará con probarlo y saborearlo por ti mismo.
¿Qué tipo de paz interna es esa?
La falacia del ego se disuelve, las emociones negativas pasan… Eso es la sabiduría: como la compasión, está también dentro de ti.
¿Basta con ponerse a meditar?
Poquito a poco… Pero si lo intentas, te llenará de tanta alegría y fuerza que querrás seguir. Hoy los estudios médicos ya han probado los múltiples beneficios psicosomáticos de la meditación (sabiduría) y del amor (compasión): el ritmo cardíaco se equilibra, el sistema inmunológico se refuerza…
Entonces el Dalai Lama estará perfecto…
El Dalai Lama es un hombre bueno, y verle estimula a la humanidad a intentarlo.
La humanidad insiste en la barbarie, Occidente en especial: ¡no somos tan inteligentes!
Sí, sí lo sois, pero sucede que aún ponéis la inteligencia al servicio de la ignorancia.
¿Qué ignoro?
Que puedes tomar la decisión de ser feliz.
Pero hay dolor, sufrimientos, heridas…
Sí, pero no seas ignorante: ¡no te dejes engañar por todo eso, no te identifiques con eso! Ésa es una visión errónea, ignorante.
No es nada fácil.
Ya: si hace mucho que no te duchas, al hacerlo saldrá mucha mugre y te asustarás. Si perseveras, el agua saldrá limpia. Persevera.
Ustedes no le piden nada a Dios, veo…
A la sabiduría y a la compasión que palpitan dentro de ti podrías llamarlas Dios.
¿La humanidad será divina un día?
Un día, dentro de muchos eones…

 

101 MANERAS DE AMARNOS SIN NECESIDAD DE SEXO


PODEMOS…


1. Decirnos que nos amamos.
2. Darnos muchos abrazos.
3. Tomar una clase de cocina juntos.
4. Besarnos.
5. Divertirnos juntos.
6. Mostrarnos interés.
7. Tomarnos de la mano.
8. Pasear en bicicleta juntos.
9. Darnos un regalo especial.
10. Plantar un jardín juntos.
11. Pasar tiempo juntos.
12. Ir a cine.
13. Caminar del brazo por el bosque.
14. Grabar una cinta especial de canciones de amor.
15. Hablar abiertamente de nuestros sentimientos.
16. Compartir los sueños de ambos.
17. Acariciarnos.
18. Sentarnos juntos en el parque.
19. Salir a caminar juntos.
20. Salir a comer.
21. Ir de picnic
22. Jugar frisbee.
23. Decirnos piropos.
24. Extrañar a la otra persona.
25. Ir a nadar juntos.
26. Cantar canciones juntos.
27. Ir de compras juntos.
28. Hacer juntos una comida especial.
29. Sacar una foto y dársela ala otra persona.
30. Ayudarle ala otra persona con su trabajo.
31. Planear y realizar un viaje juntos.
32. Organizar una fiesta.
33. Hacer empanadas juntos.
34. Ir a la biblioteca.
35. Ir a un museo.
36. Hablarnos dulcemente.
37. Descubrir algo que sea especial para la otra persona y hacerlo.
38. Hacer ejercicios juntos.
39. Mirarnos a los ojos.
40. Lavar el carro de la otra persona.
41. Ir a pescar.
42. Conversar
43. Comunicarnos nuestras penas.
44. Hacer un proyecto juntos.
45. Elegir juntos una canción favorita.
46. Comunicarnos nuestras alegrías.
47. Comunicarnos privadamente con los ojos.
48. Escribir cartas de amor.
49. Llamarnos por teléfono y declararnos nuestro amor.
50. Tenernos confianza.
51. Dar o recibir un anillo de compromiso.
52. Conocer la familia de la otra persona.
53. Salir de paseo juntos.
54. Hacer sacrificios del uno por el otro.
55. Mandar dulces o chocolates.
56. Respetarnos mutuamente.
57. Dar un paseo a la luz de la luna.
58. Esconder una nota de amor donde la otra persona pueda encontrarla.
59. Mirarnos provocativamente.
60. Escribirnos poemas.
61. Enviar flores.
62. Comer a media luz.
63. Ir a un concierto.
64. Mirar juntos la salida del sol.
65. Salir a pasear en carro.
66. Comprar una loción o perfume para la otra persona.
67. Salir a recorrer lugares.
68. Alquilar un vídeo.
69. Hacer cosas por la otra persona sin que se le pidan.
70. Compartir ropa.
71. Susurrarnos palabras de amor en el oído
72. Ser buenos amigos.
73. Dar un paseo en carruaje por el parque.
74. Ir a bailar.
75. Tocar música juntos.
76. Coquetear con la otra persona.
77. Reír juntos de algo gracioso.
78. Ser fieles.
79. Leer fotonovelas de amor juntos.
80. Hacer una lista de las cosas que admiran de la otra persona.
81. Leer un libro y discutirlo juntos.
82. Conocer los amigos de la otra persona.
83. Andar a caballo con la otra persona.
84. Hacernos mutuamente las comidas favoritas.
85. Saber lo que hace feliz a la otra persona.
86. Llevar una serenata.
87. Ser atentos.
88. Mirar la puesta del sol.
89. Cumplir con las promesas.
90. Dedicar una canción en la radio.
91. Enviar una tarjeta graciosa.
92. Compartir las metas de cada uno.
93. Tocarnos los pies debajo de la mesa.
94. Compartir bromas privadas.
95. Pensar en la otra persona.
96. Saber lo que le entristece a la otra persona.
97. Intercambiar los anillos de graduación.
98. Compartir un helado.
99. Sacarnos una foto en el parque.
100. Aprender a tocar la guitarra juntos.
101. Ir a patinar


si necesitas mas razones, busca en tu interior y veras que todo fluye al ritmo del amor.

 

Syneidesis

 


El camino como metáfora de la vida
 

 
El camino me ha ayudado a redefinir mi vida, a profundizar en mi manera de ser conmigo mismo y a volver a descubrir como me relaciono con el mundo que me rodea. Muchos llamamos al Camino "una metáfora de la vida" en la que cada uno de nosotros encuentra su propio sentido pues no hay una sola forma de vivir la vida.
El Camino me ofreció un ambiente sin orden del día dónde pude transformarme, de adentro hacia afuera caminando, kilómetro tras kilómetro, rodeado por la naturaleza y la compañia de mis pensamientos.
Los peregrinos nos enfrentamos cada día con situaciones a las que no estamos acostumbramos como mirar hacia adentro y examinar nuestros miedos, falta de confianza y los prejuicios hacia los demás. Buen camino, peregrin@

¿Qué es el amor?

El amor es la fragancia, la brillantez de conocerse a sí mismo, de ser uno mismo.....El amor es una desbordante dicha.
El amor es cuando es quién eres; cuando ya no queda nada por hacer, excepto compartir tu ser con los demás.
El amor es cuando ves que no estás separado de la existencia.
El amor es cuando sientes una orgánica unidad orgásmica con todo lo que eso es.
El amor no es una relación.
El amor es un estado de ser. No tiene nada que ver con alguién  más.
Uno no está enamorado, uno es amor. Y,por supuesto , si uno es amor, uno está enamorado; pero esto es un resultado; un efecto, no es la causa . La causa es que uno es amor. 

Osho. El huesped

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Usa protector solar



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Felicidad Interior Bruta

Por Alberto D. Fraile Oliver


Cada vez está más claro que los indicadores económicos no son suficientes para medir el bienestar de una sociedad. Sin embargo, los destinos de nuestra civilización y nuestras vidas están regidos por el Producto Interior Bruto (PIB). La salud de nuestra sociedad se mide por el número de coches matriculados, metros construidos, árboles talados, productos consumidos, teléfonos vendidos… pero obvian el estado de ánimo de las personas que viven en ella o la fortaleza de los ecosistemas que la acogen. Pese a que el PIB no es más que un anodino y, ciertamente, bruto, índice de crecimiento, nos lleva a todos con la lengua fuera. Trabajamos 50 horas por el PIB, pagamos hipotecas esclavizantes por el PIB, nuestros gobiernos recortan prestaciones sociales por el PIB, nos jubilaremos postmortem por el PIB.

Si producimos, consumimos, destruimos… como el dios del crecimiento manda, todo va bien. Pero si el PIB cae una décima, empiezan a asomar por el horizonte los jinetes del Apocalipsis: crisis, recesión, ajustes, recortes… Pero, ¿hay vida más allá del dichoso Producto Interior Bruto? ¿Hemos venido a este mundo a producir o a ser felices? ¿A realizarnos o a consumir?

Frente a esta realidad, cada vez más voces empiezan a pedir la creación de índices de medición alternativos, que en lugar de mirar a la producción pongan el foco en la felicidad de las personas. Porque  si algo se mide, existe y se puede gestionar.

Es un hecho que el PIB deshumaniza a la persona y la convierte en algo secundario, un engranaje más del sistema de producción-consumo-residuo.  Y de los ecosistemas y la destrucción de recursos, ni hablemos: cuanto más se destruye, más crece el PIB. Así que ser anti-ecológicos, según este modelo, es bueno para la economía.

Pese a que en nuestras sociedades el éxito social consiste en tener más coches, más televisores, más vestidos, más, más, más… empezamos a darnos cuenta de las carencias de un sistema que se desmorona.

Los daños colaterales ya son demasiado evidentes como para disimular: la contaminación, la destrucción del paisaje, la pérdida de biodiversidad, el endeudamiento, la insatisfacción, la pérdida de sentido… El índice que realmente mediría el funcionamiento de nuestro sistema económico es el de Destrucción Interior Bruta (DIB).

Es el momento de desbancar al PIB como brújula que señala nuestro norte. Una brújula que ya no funciona y que nos lleva al colapso, porque intenta hacernos creer que podemos crecer infinitamente en un planeta finito.

Quizá toque medir y aumentar nuestra Felicidad Interior Bruta. Porque, como muchos intuimos, el verdadero
desarrollo de una sociedad sucede cuando los avances en lo material y en lo espiritual
se complementan.

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Como un termostato


Se nos ha enseñado a no perder jamás el control por nada, en la risa, en el llanto, en el amor, en la ira, a no ir jamás más allá del límite.

Para todo hay un límite y solo se nos ha permitido llegar hasta dicho límite, luego debemos contenernos. Tras un prolongado condicionamiento, se convierte en algo casi automático, como un termostato. Llegas hasta cierto punto y de pronto algo se activa en el inconsciente. Algo hace clic y te detienes.

Yo enseño el descontrol, porque solo en el descontrol seras libre. Y cuando la energía se mueva espontáneamente sin una mente detrás que la manipule, que la dirija, que le dicte órdenes, entonces se produce una tremenda felicidad.

Los árboles son más felices; existen en un plano inferior, pero son más felices. Y lo mismo le sucede a los animales; existen en un plano inferior pero son más felices. Y el motivo es que no saben cómo controlarse.

El hombre puede ser más feliz que los árboles y las flores y los pájaros, pero debe evitar una trampa, y esta es la trampa de controlarse.



http://oshodespierta.blogspot.com/

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Las relaciones del alma

El verdadero encuentro entre seres en proceso

Por Ascensión Belart


Anhelamos una conexión de Ser a Ser, de alma a alma, y la mejor manera de prepararnos para un verdadero encuentro es aprender a estar solos, al menos durante algunos períodos y muy especialmente cuando se acaba una relación.



Estar solo es bueno para conocerse en todos los sentidos, ampliar nuestra identidad, reconocer nuestras limitaciones y capacidades, y aprender a ser autosuficientes. Uno es dueño de su vida y de sus decisiones, y responsable de su felicidad. Y sin embargo, todo lo que llegamos a hacer, a aguantar y a permitir con tal de no estar solos!
Hablo de las «bendiciones» de la soledad: del encuentro con uno mismo, de estar en contacto con las propias necesidades y reconocer lo que uno quiere y no quiere. Ahora bien, también es cierto que se necesita un espejo en el que mirarse. Y la pareja constituye ese «espejo mágico» en el que podemos vernos en profundidad, donde poder observar nuestros aspectos más íntimos y regresivos, nuestras luces y nuestras sombras. Este reflejo es el verdadero don de las relaciones del alma.
Para aquellos que viven conscientemente su proceso de maduración, la relación no es la salvación, no se pretende que la pareja sea el papá o la mamá, se haga cargo de las carencias y proporcione aquello que falta. Es prioritario ocuparse de uno mismo y de sus necesidades, establecer fronteras y darse espacio para que la relación pueda desarrollarse. El requisito esencial para una relación auténtica es ser íntimo con uno mismo, saber lo que sentimos, necesitamos, valoramos, lo que nos gusta o disgusta, lo que nos importa en la vida. Es necesario estar bien conectado con las propias emociones, con el vacío fértil y la soledad.

Alcanzar la intimidad

La verdadera intimidad en la pareja no es inmediata, es un proceso que lleva su tiempo. Cada uno tiene su propia vida y sigue con ella sin abandonarla, y poco a poco se va incorporando a la otra persona. El conocer al otro y ser conocido requiere apertura y tiempo, no se trata de volcarse «de golpe» en una relación, ni de renunciar a ser uno mismo. Para que esto sea posible, para que no se pierda el centro, es imprescindible que lo valoremos y tengamos bien integrado, y eso precisa de un tiempo de práctica.
El fundamento de una verdadera relación radica en estar presente para el otro, para lo cual es necesario aprender a estar presente y ser íntimo con uno mismo. Por eso es tan importante la meditación, pues nos conecta con nuestro centro, nos alimenta y nutre desde el interior. Hay que tomar conciencia del propio camino o evolución personal, del lugar donde uno se encuentra y respetarlo, lo que significa no permitir que nada ni nadie se interponga en el proceso de crecimiento o individuación.
El foco de atención de las relaciones conscientes se halla en el propio proceso: cada uno respeta su proceso y el del otro. Cada uno tiene su camino en la vida y hace su viaje, aunque se acompañan mutuamente. La relación es importante, pero no lo es todo, como en las relaciones dependientes. Ambos se abren a la vida y al mundo, al contexto en que están inmersos y del que participan.
Hay evolución personal, creatividad y compromiso con la propia vida, lo que incluye respetar el tiempo que cada persona necesita para sí. La relación con uno mismo necesita tiempo para ser cultivada, para nutrirse, porque cuanto más completos nos sentimos más fácil resulta la proximidad y la intimidad, y a la vez más necesitamos  estar a solas. Recordemos la recomendación de Rilke de que en una relación cada uno debía proteger la soledad del otro.

Un diálogo transparente



En las verdaderas relaciones íntimas hay transparencia, sinceridad y respeto mutuo. Se puede hablar de cómo repercute lo que el compañero/a hace o no en la historia personal de cada uno, aclarar qué temas personales resuenan frente a ello, sin defenderse, acusar o manipular. Es posible que en ocasiones el otro haga o diga algo que provoque que afloren los propios miedos, carencias o sentimientos de abandono, pero como son de uno hay que asumir la responsabilidad y hacerse cargo de ellos.
El alma se nutre del diálogo. Ahora bien, se trata de hablar de uno mismo y no del otro, expresar los propios temores, deseos, necesidades, sueños y fantasías mediante una comunicación libre y fluida de los sentimientos. Hablar superando la desconfianza, derribando barreras y defensas, desnudándose emocionalmente y dejando traslucir confesiones, desesperanzas y zonas de vulnerabilidad en la búsqueda de autenticidad, para sacar a la luz lo que anida en las profundidades del alma.
El amor es apertura de corazón y riesgo, de ahí la disposición a arriesgarse a abrir y revelar la propia alma, incluso ante la eventualidad de no ser entendido, dando también la posibilidad al otro para que viva y manifieste la suya.
Una relación consciente se alimenta tanto de la proximidad como de la distancia, requiere darse y dar espacio al otro. Por eso es importante respetar la relación tanto como preservar el propio camino individual. Hay una dialéctica generadora de crecimiento entre la necesidad de intimidad y de libertad, es la confluencia del  movimiento de fusión y el de individuación, que precisa también de una reconciliación de opuestos, como acontece en los procesos personales.

La alquimia del amor

Según el terapeuta jungiano T. Moore, el amor es un proceso alquímico en que nosotros somos el material a trasmutar. Igual que hay una alquimia del alma hay una  alquimia de la relación, un proceso de conjunción, integración y co-evolución de los desarrollos de individuación de cada uno, de ahí el grado de complejidad de las relaciones de pareja. Es la idea de “matrimonio sagrado” o Hiero gamos en el que la pareja se transforma, renace y se renueva a través de las sucesivas crisis personales de cada uno que repercuten en el otro, proporcionando material para seguir creciendo. Es un proceso consciente de búsqueda, exploración, renovación y transformación donde caben el riesgo y la sorpresa, y se experimentan la pérdida y el reencuentro, la incertidumbre y el redescubrimiento del otro. Un vínculo que crece y se renueva constantemente, que no se da por hecho.
Visto así, las dificultades y crisis pueden conducir a una mayor profundidad e intimidad porque nutren y enriquecen el proceso de individuación de cada uno. Es una cadena de intercambios a través de las tensiones y conflictos generados por uno u otro que van superándose, trascendiéndose e integrándose. Un juego de espejos que muestra nuevas y sucesivas facetas de cada uno, que propician la trasformación de ambos. Porque cuanto mejor se conoce uno mismo más puede aceptar y comprender la complejidad del otro.

Compañeros de viaje

Una relación entre almas se sustenta en la amistad, la confianza, la admiración y el interés por las actividades y sueños de la pareja. El respeto mutuo, la sinceridad y la complicidad fortalecen el vínculo, así como el honrar y valorar la relación. El erotismo es esencial en la relación de pareja: nos gusta estar cerca del otro, sentirlo, tocarlo, saborearlo también físicamente, y no sólo en la intimidad sexual. Recordemos que el placer y el disfrute refuerzan el vínculo entre la pareja.
La valoración recíproca es otro de los fundamentos del amor. Necesitamos ser amados como únicos e insustituibles, brillar con luz propia en la relación. Según Alberoni: «Una pareja sigue enamorada si las dos personas cambian, crecen, se transforman y se reencuentran, se redescubren, y se vuelven a ver con los ojos resplandecientes del estado naciente». Por eso es esencial preservar aquello que hubo en la atracción inicial, en los albores del encuentro, para poder recurrir al fuego original en los momentos de oscuridad.
Así pues, en una relación de seres en proceso de crecimiento se elige al otro como compañero/a, no para que nos salve, proteja, sostenga o adore. Tampoco para escapar de una situación o para que nos proporcione seguridad. Optamos por una relación privilegiada para brindarnos la oportunidad de ir un poco más allá en nuestro viaje hacia el corazón, lo que significa que a través de la relación podemos  conocernos, expresarnos y desarrollarnos con una mayor profundidad.

 

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¿ Que es lo mas importante en la vida ?

¿Estamos viviendo...antes de la muerte?
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Cuando todo parece perdido, la vida siempre nos da una última oportunidad...  __________________________________________________________________________________________

 A veces los sueños se cumplen.


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Validation - Subtítulos en Español
http://vimeo.com/12768600 
 Me ecanta ver sonreir a la gente!!!!!
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En sintonía con Lenny. Siento mucha complicidad y confianza. Me parece muy interesante. ¿Qué sientes Tú?




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La primera necesidad... El amor.

Los seres humanos somos complejos, tenemos necesidades físicas, emocionales,
mentales y espirituales que deben ser satisfechas.

La frustración a cualquier nivel produce sufrimiento. La necesidad fundamental y
esencial que cuando no se satisface causa que todo lo demás falle o se quede
corto es la necesidad de amor: por uno mismo y por los otros.

Esta necesidad comienza con el amor a ti mismo que es el que te permite recibir
de los demás el amor que quieres y mereces.

Todos tenemos un valor único y un sitio especial en el universo, parte de
nuestro crecimiento es descubrir lo que tenemos que ofrecer, lo que tenemos que
hacer y hacerlo.

La única forma de cumplir esta tarea es detener el proceso de enmascarar quien
realmente eres y empezar a amarte y aceptarte como eres.

Todos queremos amor, aceptación y apreciación porque en el fondo sabemos que nos
las merecemos. Sin embargo perdemos contacto con el amor a nosotros mismos.

Cuando te amas en presencia de otros eres capaz de expresar tus regalos y
talentos internos, sin temor y restricción. Mientras más te ames más capaz
serás de expresarte, mientras más te expresas es mas fácil para las personas
apreciar tu yo real y no la imagen que proyectas o la mascara que usas.Mientras
más gente te aprecia y ama, más te amas a ti mismo.

Es el ciclo de incrementar el amor y la verdadera expresión del si. Amarte a ti
te da la habilidad para amar y apreciar a otros mas también.

El mundo es un espejo que nos devuelve el reflejo de lo que somos. Esta bien
apreciarte. Esta bien desear para ti mismo. Está bien ser tu mismo. Esta bien
cometer errores. Esta bien expresarte a ti mismo. Aprender a confiar en el
amor. Hoy si quieres reaprender a amar, te sugiero enriquecer las relaciones
que es un arte tanto como lo es construir un puente, hacer una
comida o tocar un instrumento. Requerirá la adquisición de habilidades,
practica y la aplicación diaria de las destrezas adquiridas.

¿Por qué no intentarlo…?

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Si quieres cambiar al mundo ...cambia tu mismo.


Hay un antiguo refrán que dice que el camino hacia el infier­no está hecho de buenas intenciones. Hay millones de personas que intentan ayudar con muy buena intención, dando consejos a los demás y sin preocuparse de seguir ellos mismos sus propios consejos. Es tan grande la felicidad de dar consejos que ¿a quién le importa que yo los siga?

La felicidad de dar consejos a los demás es una felicidad muy su­til y egoísta. La persona a la que aconsejas se convierte en un ignorante y tú eres quien sabe. El consejo es lo único que todo el mun­do da pero nadie sigue; y es mejor que así sea, porque quienes los dan no saben nada, aunque no vayan con malas intenciones.

Recuerda, si quieres cambiar el mundo tienes que cambiarte primero a ti mismo; esta es la naturaleza de las cosas. La revolu­ción empieza por uno mismo. Sólo así podrás irradiarla a los co­razones de los demás. Primero, debes comenzar el baile y enton­ces verás el milagro: los demás también empezarán a bailar.

El baile es contagioso, el amor también lo es, y la gratitud, y la religiosidad, y la rebelión; todos son contagiosos. Pero antes tienes que encender la llama que quieres ver en los ojos de los demás”.

Osho, Compasión. El florecimiento supremo del amor.

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